jueves, 11 de marzo de 2010

Para este fin de semana nos llegan las recomendaciones de nuestra buena amiga Lola Prieto. Un listado de libros que están ya (los marcados por un punto) o estarán muy pronto en la Biblioteca del instituto. Todos tratan de igualdad y merecerá la pena echarles un vistazo.

LITERATURA PARA LA E.S.O. Y EL BACHILLER:

•"Malditas matemáticas. Alicia en el país de los números".
Frabetti, Carlo. Madrid, Alfaguara , 2000.
(Cambios de actitudes. Matemáticas.)
Alicia detesta las matemáticas y considera que no sirven para nada. Un día mientras está estudiando en un parque, un extraño individuo la invita a dar una vuelta por el país de los números.

"Y si es él... y si es ella..." Dos puntos de vista sobre el mismo amor.
Gask, Marina. Barcelona, Montena, 1999.
(Educación de valores. Transversales.)
Esta es la historia de cuatro adolescentes cuyas vidas se fueron entrecruzando poco a poco. Dos de ellos escribieron un diario sobre lo ocurrido desde el primer encuentro y este libro reproduce fragmentos escogidos de estas confidencias

•"Chicos: manual de instrucciones".
Prunty, Margaret. Barcelona, Montena, 1998.
(Educación afectivo-sexual. Mujer.)
Un manual para saber qué hay que hacer y que no hay que hacer, para acercarse o alejarse de los chicos sin dejarse las tripas ni el corazón.

"El último set".
Serra i Fabra, Jordi . Madrid, SM, 1996.
(Adolescencia. Identidad personal.)
Virginia acaba de ganar el torneo Roland Garros y busca un refugio en el pueblecito donde vive su abuela. La euforia del triunfo ha dado paso al miedo al futuro que le preparan su padre y su entrenador, un futuro de lucha constante por el éxito y la exposición a las miradas de otras personas. Virginia quiere ser ella misma, elegir su camino, vivir como corresponde a su edad, descubrir el amor aún a costa de renunciar al tenis

"¿Quién ayuda en casa?"
Alcántara, Ricardo. Valencia, Edelvives, 1990.
(Cambios de actitudes. Cooperación.)
Cuando Pablo y su padre llegan a casa por la tarde se sienten muy cansados. Por eso se acomodan en el sofá y se ponen a ver la televisión mientras la madre les trae la merienda y la cena. Pero Rosa también está cansada.

•"Billy y el vestido rosa".
Fine, Anne. Madrid, Alfaguara, 2000.
(Educación no sexista. Transversales.)
Una mañana la madre de Billy entra en su cuarto, le pone un vestido y le manda al colegio. Allí le ocurren cosas sorprendentes. Todo ha cambiado desde que lleva un vestido rosa. Billy no podía imaginar el trato que la gente dispensa a las niñas.

viernes, 5 de marzo de 2010

"Recogiendo la cosecha" de K. malevich

Ocho de marzo

Día internacional de la mujer, día de la mujer trabajadora, día de la mujer... ¿Ni en eso nos ponemos de acuerdo? ¿Es que necesita la mujer un día especial para ella sola? ¿Y los hombres? ¿Se están pasando algunas mujeres en sus exigencia de igualdad cuando ya, en algunos aspectos, están muy por encima de los hombres? ¿Les favorece a ellas la ley para perjudicar a los hombres? ¿No hay otras desigualdades más graves?

De todo esto queremos hablar en este blog. Y para empezar, le he pedido a una profesora del centro, a Concha Colmenero, que intente responder a la siguiente pregunta: ¿Consideras que en los países occidentales se ha conseguido ya la igualdad entre las mujeres y los hombres?
Esto es lo que Concha ha contestado:

jueves, 4 de marzo de 2010

Es evidente que la diferencia entre los países occidentales y democráticos, en donde la igualdad entre hombres y mujeres es un derecho reconocido en todas las constituciones, y los países del Tercer Mundo, en donde no existe esa protección legal, es abismal. En España, por ejemplo, nuestra constitución recoge textualmente: “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” (artículo 14). En Afganistán, sin embargo, se condena con la pena de muerte el adulterio de la mujer y no el del hombre y las niñas son privadas sistemáticamente del acceso a la educación. Los derechos fundamentales de las mujeres son violados cada día en muchos países del mundo y muchas veces al amparo de leyes que perpetúan el modelo secular de hombre dominante-mujer sometida y discriminada. Afortunadamente para nosotros, en todos los países democráticos existen determinadas instituciones gubernamentales, (Ministerio de Igualdad, en España), creadas con el objetivo de velar por esa igualdad, así como de corregir la discriminación negativa ejercida durante siglos contra las mujeres. A su vez, las propias comunidades autónomas, los ayuntamientos y otras instituciones públicas desarrollan programas destinados a promover la paridad entre hombres y mujeres. Todo ello viene a reflejar una sensibilidad y preocupación crecientes ante ese tema. Pero la igualdad legal no es necesariamente sinónimo de igualdad real. Aún siguen existiendo, desgraciadamente, prácticas sociales y privadas que demuestran que, aunque el “idioma” general de nuestra sociedad sea cada vez más igualitario, el “acento” es aún discriminatorio y sexista, y que todavía queda mucho camino por recorrer hasta alcanzar la auténtica igualdad. Los ejemplos son numerosos y tristemente frecuentes: la violencia de género nos azota con nuevas víctimas casi a diario y los salarios de mujeres realizando el mismo trabajo que los hombres pueden llegar a ser un 17% inferiores como promedio en los países de la Unión Europea. La desigualdad de oportunidades a la hora de conseguir un trabajo (recordemos aquella viñeta en la que una mujer exhibe un palmarés de títulos y habilidades increíble y el jefe de contratación le pide que le vaya a preparar un café), está provocando que las chicas estudien hoy más que nunca, conscientes de que la sociedad les va a pedir más que a sus compañeros varones y que no van a poder competir con ellos en condiciones de igualdad. Además, en tiempos de crisis económica, como los que ahora vivimos, el índice de paro sacude más a las mujeres que a los hombres. Por otra parte, si analizamos el tiempo dedicado por hombres y mujeres a las tareas domésticas encontraremos que es manifiestamente desequilibrado. La crianza de los niños aún sigue siendo considerada algo eminentemente femenino e injustamente se acusa sólo a las mujeres de que la educación de los niños está descuidada como consecuencia de su incorporación masiva al mundo del trabajo. Por cierto, niños y niñas siguen siendo educados en diferentes valores. El estereotipo tradicional sigue funcionando… Pero acerquémonos un poco más a nuestro ámbito escolar: ¿quién no ha experimentado alguna vez que los alumnos miran de forma diferente a un profesor que a una profesora, afirmando que un hombre “impone más respeto” que una mujer? ¿No es cierto, por otra parte, que muchos profesores siguen esperando que las estudiantes sean más disciplinadas y tranquilas que sus compañeros? ¿No seguimos considerando que una chica diciendo “tacos” suena peor que un chico? ¿O que la promiscuidad e infidelidad masculinas son más “comprensibles” que las femeninas? La vida cotidiana nos muestra que incluso las personas que creen en la igualdad entre el hombre y la mujer manifiestan a veces, de forma no premeditada, ideas fuertemente arraigadas en el inconsciente colectivo que justifican la desigualdad. ¿Qué cabe ante ello? Por supuesto mucha atención, reflexión, educación en valores y una convicción profunda de que somos diferentes, pero iguales, y de que esa convicción ha de manifestarse en nuestra vida diaria, en cada pequeño gesto, y no sólo en las grandes declaraciones. Dejo, para la reflexión, una idea de Simone de Beauvoir: “En un mundo igualitario, todos acaban beneficiándose”. Determinar cómo y en qué sentido es algo que corresponde al lector (o lectora) de este artículo. Decidir sobre la utilidad e interés del mismo, también.
Concha Colmenero, profesora de Filosofía del IES Juan de Mairena.

"Danseuse" de Gino Severini

Y luego le hemos preguntado a nuestra amiga Carmen Fernández qué considera que es un lenguaje sexista y cómo puede ayudar a la igualdad un lenguaje no sexista.
Carmen contesta lo siguiente:

Roma, 199... d.C. Un alumno cómplice me dirige la siguiente pregunta: "Carmen, ¿las grandes obras de Roma fueron construidas por los esclavos?
Antes de que pudiera contestar, me espeta: "¿O, mejor dicho, por el esclavado?"

Obviamente, aquello se convirtió en clave personal para un grupito durante el viaje y hasta hoy. Viene a cuento por lo del uso, abuso, mal uso y destrozos varios, por no mencionar los abandonos, que también vienen a ser desidia y maltrato de esta consecuencia azarosa de la evolución: el lenguaje.
El lenguaje que es derroche y nombra, señala lo concreto y sugiere lo imaginable, dignifica o hunde, hace visible lo invisible, y viceversa... ¿para qué fuimos a ver los múltiples Harrys Potters?, menuda magia que tenemos en la punta de la lengua a cada momento.
Y así, entrando en materia, ¿qué problema hay en nombrar a las mujeres, las niñas, las alumnas, las profesoras, las madres, las hijas, las juezas, las médicas, las jefas, las conductoras, las ingenireas, las pintoras, las taxistas, las....?
Porque cuando se hace referencia a quienes componen el Cuerpo de la Guardia Civil, pongo por caso, servidora no se siente aludida. De forma paralela y semejante, servidora tampoco se siente aludida cuando se nombra a los profesores, padres, historiadores..., aunque se haga en un contexto en el que supuestamente se me incluya. Nones. Non. Nain. Niet. Vamos, que no.
Que resulta una fatiga y hasta cacofónico (malsonante, para entendernos), determinadas palabras en femenino y masculino, pues sí. Sólo hay que poner el oído en determinadas ocasiones para abominar de quien sistemáticamente alude a “los” y “las”, y que tomen fuerza los argumentos que afirman eso del párrafo anterior, lo de que el masculino incluye el femenino o, mejor todavía, que es neutro. Que cualquier divinidad me libre de meterme en entresijos filológicos, pero voy al cogollo: “el masculino incluye al femenino”, sólo de trasladarlo a un concepto pelín más abstracto se ponen los pelos como escarpias... Y lo de considerar “neutro” al masculino, ¡venga ya, si neutro no hay más que algún jabón de manos y eso de chiripa!
En nuestro idioma -tan acogedor él- sí que existen palabras realmente integradoras, no muchas, pero valen como referencia y portales que pueden conducir a invenciones hermosas, que para eso el lenguaje es dinámico y no una cosa al borde de la putrefacción. Si se puede usar alumnado, profesorado,familia, estudiantes, personal de limpieza, sanitario, de administración, etc, tampoco es que sea especialmente cansino para quien emite ni para quien recibe (ojo al hábil “quien” en lugar “del que”, si es que esto no es más que cuestión de algo de entrenamiento), a la par que permite aludir a la totalidad y más allá, que diría el sabio juguete.

Carmen Fernández es profesora de Historia en el "I.E.S. Juan de Mairena"

"La Venus de los trapos" de Pistioleto

A Andrés Martínez, profesor de filosofía, le hemos preguntado su opinión sobre el porqué ahora, en la sociedad española, se habla tanto sobre igualdad y violencia de género. Y ha contestado lo siguiente:


"Vaya por delante mi absoluto desacuerdo con la creencia de que si se habla más ahora de violencia de género es porque ella ha aumentado mucho. Sin embargo también afirmo que el nombre no hace a la realidad, pero sí a la conciencia: el hecho de que se haya creado una denominación específica para ella ha hecho que la conciencia social se haya despertado ante un fenómeno que antes ni tenía “nombre propio, pues solo se hablaba de “crimen Pasional”, incluyéndolo en el mismo saco que a los producidos por la locura, los celos, etc..haciendo recaer además la responsabilidad sobre la víctima. “¿Qué habrá hecho para que ese hombre se haya vuelto loco y haya tenido que cometer esa barbaridad?”.
Bien, al grano. Posibles causas del por qué hoy sí y antes no. Pienso en tres:
1º.-Mayor peso específico de las mujeres en la sociedad actual. En los años 60 a 80 las mujeres pedían mayor peso en las instituciones y en los órganos de poder, puesto que ya lo tenían en la economía productiva. A partir de los 90 las mujeres acceden a órganos de poder e instituciones culturales, de medios de comunicación y políticos.
2º.-La democratización de los órganos de poder de los medios de comunicación y de creadores de opinión hace que se hable de temas de los que antes no se hablaba: sexualidad como forma de placer en mujeres y adolescentes, igualdad de derechos de los inmigrantes, ecologismo, violencia sobre las mujeres…
3º.-Acceso a las élites del poder político y de medios de creación de opinión de mujeres, que nos traen la conciencia (anteriormente mencionada) de los problemas de este colectivo cuyo status siempre ha sido inferior al de los hombres. Con esto quiero decir que no se hable de violencia de género como consecuencia de una reivindicación imparable de la gente, sino al revés, porque nuevas élites ilustradas han desplazado en gran medida a las antiguas (Hombre , Iglesia, Políticos) y han traído nuevos temas de discusión social.
Andrés Martínez, profesor de filosofía del “I.E.S. Juan de Mairena”

"El bar del Folies-Bergère" de Edouard Manet

miércoles, 3 de marzo de 2010

Antonio Sánchez es profesor de Química y un experto viajero que ha recorrido medio mundo; como es bastante listo y no se le escapa una, le preguntamos cómo ha visto en esas excursiones suyas la situación de las mujeres. Y nos contesta:


Mi amigo Germán me ha pedido que cuente mis impresiones, tanto en otros países como en España, de la desigualdad entre mujeres y hombres. Es indudable que la situación en España, desde que tenemos sistema democrático ha cambiado mucho:
En mi niñez, una mujer casi reducida a su papel de esposa y ama de casa, que no era bien vista sola en bares, discriminada por el simple hecho de llevar pantalones o de fumar, que incluso era discriminada en la iglesia católica, obligándola a llevar velo en la misa, permitiendo en la iglesia una separación entre sexos sutil pero no menos vejatoria (las mujeres, con su velo, delante, los hombres atrás..). A pesar de todo ello, hubo toda una generación de madres fuertes que desde el hogar, sobreponiéndose a pobreza, malos tratos en no pocas ocasiones, adversidades, tuvieron claro que sus hijos e hijas debían de superar aquella situación y, gracias a las cuales, muchas de las mujeres y hombres de mi generación hemos podido estudiar, y muchos de ellos y ellas estamos ahora en profesiones y puestos casi inimaginables en la época, donde el acceso al estudio era sólo de unos pocos y mejor hombres que mujeres.

De ahí pasamos a la actualidad a una situación bien distinta. Desde el punto de vista legal no hay discriminación ninguna, aunque en la calle la realidad para la mujer, mucho mejor que antaño, dista bastante de ser la ideal: a pesar de todo, el doloroso “goteo” de muertes de mujeres a manos de sus parejas, las órdenes de alejamiento que no se cumplen, esa violencia larvada de la sociedad que empieza por el “empujón jugando” y que termina en violencias más serias, de las cuales la mujer es víctima preferente, el triste papel de bastantes mujeres casadas, trabajando fuera y trabajando dentro del hogar sin apenas ayuda, la todavía escasa representación en órganos de poder de distinta índole de la mujer, el alarde machista destilado gota a gota a diario por algunos maridos en presencia de sus hijos, etc.

En otros países “civilizados”, estos problemas, aunque lejos de solucionarse, al menos son combatidos desde más tiempo, lo que hace que la situación de la mujer sea menos discriminatoria.

Sin embargo queda la mayoría de los países, en África, Hispanoamérica, etc., prácticamente olvidados por nosotros donde la mujer no sólo es discriminada y vejada a diario sino que también es víctima de haber nacido al otro lado de un río, al otro lado de un mar, que separa implacablemente el mundo rico y el mundo pobre. En estos países, repito, olvidados por nosotros (quizá excepto si ocurre un terremoto o en los días próximos a la Navidad), además de soportar la losa de la extrema pobreza, la vida de la mujer es mucho más atroz, en una situación que no ha cambiado en siglos, donde a diario se cometen impunemente delitos contra ellas (y contra ellos) que no merecen ni un minuto en los noticiarios ni un triste debate en escuelas o en institutos, porque en sus países no los hay. Si el viajar por esos países me ha enseñado algo es que esos ojos espantados de las madres pidiendo comida o dinero para sus hijos, esos ojos espantados de niñas y niños que te abordan por la calle pidiendo lo que a ti te sobra, sumidas y sumidos en la ignorancia y en la incultura sin remedio, son algo más que cifras y fotos en los noticiarios, sino que son personas que merecerían al menos que pensáramos en ellas por unos instantes y no redujésemos el debate sobre la mujer a la triste frontera de los países que se autodenominan “civilizados”.
Antonio Sánchez es profesor de Física y Química en el “I.E.S. Juan de Mairena”

martes, 2 de marzo de 2010

Y ahora una jefa, Victoria Mena Bellón. Victoria siempre insiste en la importancia de su segundo apellido. La pregunta: ¿Por qué los temas relacionados con la igualdad entre mujeres y hombres y la violencia de género deben tratarse en los Institutos?. Contesta con la siguiente batería:

Para que paridad signifique lo mismo que igualdad.
Para que el “techo de cristal” se hunda, es decir, que aunque las mujeres tengan más éxito en los primeros pasos de la vida académica, luego su ascenso en la vida laboral no se vea frenada por la tradición cultural y el machismo.
Para que ningún hombre piense nunca que la mujer es de su propiedad.
Para que de una vez por todas acabemos con el modelo patriarcal.
Para que se equiparen los derechos de la mujer con los derechos humanos.
Para que en ningún lugar del mundo haya que seguir luchando por el derecho a su propio cuerpo y a su libertad, al derecho a estudiar y a votar, al de ocupar cargos públicos, al trabajo y a la no discriminación laboral.
Para que las mujeres conozcamos otras culturas y asumamos que la igualdad es un derecho natural.
Para que las mujeres y los hombres conozcamos que nuestras coincidencias y diferencias nos hacen iguales.
Para que ninguna mujer se sienta adorno de ningún hombre.
Para que no exista el maltrato.
Para que la igualdad entre mujeres y hombres sea una realidad y no solamente una palabra.
Para que tú (hombre) y yo (mujer) nos SINTAMOS iguales.
Para que la igualdad no necesite de un ministerio de Igualdad.
¿QUÉ HARÍAS TÚ POR LA IGUALDAD?
Victoria Mena Bellón, que siempre exige que aparezca su apellido materno, es profesora de Biología y Jefa de Estudios.